Todas las tardes, la misma chica espera
En la misma plaza, el mismo banco,
Como una madona olvidada,
Con las piernas cruzadas.
Ella viaja por entre las casas,
En la noche azul de los televisores,
Como los fantasmas ligeros,
Los velos de humo.
Dicen que tiene habitaciones en la ciudad,
Dicen que duerme de costado,
Que es más bien de buen carácter,
Que no la molestan nunca,
Que hay montones de gatos que duermen
Sobre sus almohadas,
En medio del perfume de hombres.
Y aunque todo eso fuera cierto…
En medio de las hojas y las hebras
Hace su show sobre tacones aguja,
Actúa su cine mudo,
Tiende sus redes.
Y sobre los caminos de la plaza se imprime
El paso de sus futuras víctimas
Que vendrán incendiar el corazón
De extraños resplandores.
Dicen que ella es la amiga fiel
De aquellos que no osan hablar,
Que conoce el canto de las sirenas,
Que puede también murmurarlo,
Que hay mucha gente que la quiere
Y que no sonríe jamás,
Que nunca son los mismos.
Y aunque todo eso fuera cierto.
Sean cual fueren los muros que te protegen,
Una tarde caerás en su trampa,
La tarde en que te habrás convertido
En una sombra más.
Porque, todas las tardes, la misma chica espera
En la misma plaza, el mismo banco,
Como una madona olvidada,
Con las piernas cruzadas.